Monitorización

Los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) se deben evaluar regularmente según la gravedad de la enfermedad. A los pacientes con EPOC estable leve, se les puede realizar un seguimiento en intervalos de 6 meses, mientras que a los pacientes que presentan exacerbaciones frecuentes graves y los pacientes hospitalizados recientemente, el seguimiento debe llevarse a cabo en intervalos de 2 semanas a 1 mes. En las sesiones de seguimiento, los pacientes deben ser evaluados para determinar el cumplimiento al régimen médico, la respuesta al tratamiento, la técnica de inhalación, los efectos adversos del tratamiento y el avance de la enfermedad. Se debe determinar el nivel de disnea en reposo y con ejercicio, así como también el número de exacerbaciones. Los cuestionarios, tales como la prueba de evaluación de la EPOC (CAT en inglés), pueden utilizarse para evaluar los síntomas. Éstas se pueden encontrar en las guías de práctica clínica de la Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease (GOLD).[1]

El estado de tabaquismo y la exposición al humo deben determinarse en cada cita, seguidos por la medida adecuada.[1]

Las guías de práctica clínica de la GOLD recomiendan medir el VEF₁ mediante una espirometría al menos una vez al año para identificar a los pacientes que se deterioran con rapidez.[1] La capacidad funcional debe medirse mediante una prueba de caminata cronometrada. La saturación de oxígeno se debe monitorizar, y los pacientes se deben evaluar periódicamente para determinar la necesidad de recibir oxigenoterapia. Los estudios por imágenes pueden estar indicados si los síntomas han empeorado; se debe estudiar a los pacientes con exacerbación repetida caracterizada por esputo purulento para detectar bronquiectasias.[1]

Los pacientes necesitan ser monitorizados por complicaciones a corto y largo plazo de la EPOC y por comorbilidades. Además, se deben monitorizar el peso, el estado de nutrición y la actividad física de los pacientes. La caquexia y el rendimiento físico son indicadores de un mal pronóstico.

Una revisión de la Cochrane encontró que la monitorización remota a través de la tecnología de telesalud redujo el riesgo de reingreso hospitalario en pacientes con EPOC de moderada a grave y puede considerarse como un complemento de la atención habitual.[262]

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