Epidemiología

La EPOC es la cuarta causa principal de muerte en todo el mundo.[3]​​​​​ La tasa de mortalidad por EPOC aumentó en más de un 100% entre 1970 y 2002.[4] A nivel mundial, se ha demostrado que la EPOC es responsable del 3.8% de las muertes en los países de ingresos altos y del 4.9% de las muertes en los países de ingresos bajos.[5]

Los estudios que proyectan la prevalencia mundial futura de la EPOC estiman hasta 600 millones de casos en todo el mundo para 2050, lo que representa un crecimiento relativo del 23% en el número de personas con EPOC en comparación con 2020. El crecimiento proyectado más pronunciado se produce entre las mujeres y dentro de los países de ingresos bajos y medianos (PIBM).[6]

Existe una variabilidad significativa en la prevalencia de la EPOC en los diferentes países.[7][8][9]​​​ En los países de ingresos altos, el aumento del envejecimiento demográfico probablemente contribuye a la alta carga de enfermedad de la EPOC. En los países de ingresos bajos y medios, factores como las tasas más altas de tabaquismo, la contaminación ambiental y ocupacional y los recursos sanitarios insuficientes probablemente sean los principales contribuyentes a la carga de enfermedad de la EPOC.[1][10]

Los hombres tienen tasas más altas de enfermedad debido a la EPOC. Se estima que esta diferencia se debe fundamentalmente a una mayor exposición al humo del tabaco y a los contaminantes del lugar de trabajo. En un análisis del Global Burden of Disease Study, de 1990 a 2021, el mayor número de casos de EPOC se encontró en personas de 70 a 74 años, con aproximadamente 14 millones de casos en hombres y 15 millones de casos en mujeres.[10] Sin embargo, se proyecta un crecimiento desproporcionado entre las mujeres.[6] Esto puede atribuirse al aumento del consumo de tabaco entre las mujeres y a la exposición a contaminantes del aire interior por humo de biomasa durante la cocción en hogares con poca ventilación en los países de ingresos bajos y medianos (PIBM).[6]

​​​ La EPOC supone una importante carga de costes sanitarios.[7] Las exacerbaciones son responsables de gran parte de la morbilidad y mortalidad que experimentan las personas con EPOC. La mediana anual de exacerbaciones oscila entre 1 y 3.[11][12]​​​ Se ha demostrado claramente que los pacientes con manifestaciones más graves de la EPOC tienen tasas más altas de mortalidad conforme avanza el tiempo.[7] Sin embargo, la mortalidad podría estar subestimada, pues las muertes en esta población se atribuyen a menudo a otras etiologías como otras enfermedades respiratorias, cáncer de pulmón y enfermedad cardiovascular.[7]

Las exacerbaciones agudas de la EPOC normalmente se desencadenan por agentes patógenos virales o bacterianos, contaminantes, ERGE o cambios en la temperatura y la humedad y presentan un inicio agudo, y un empeoramiento sostenido de los síntomas respiratorios, la función pulmonar, el estado funcional y la calidad de vida del paciente.[1]​​[13][14]​​​​[15]​​​[16][17]​​ Las tasas de exacerbación y de mortalidad por cualquier causa tienden a aumentar durante los meses de invierno.[18] Las exacerbaciones agudas de la EPOC, especialmente las que son de moderadas a graves, tienen un impacto importante en la salud pública y aumentan tanto el uso y los costes de la asistencia sanitaria como la mortalidad.[19][20][21][22][23]​ Las muertes prematuras en pacientes hospitalizados con exacerbación de la EPOC grave a menudo son causadas por problemas concurrentes tales como el émbolo pulmonar, la neumonía o la insuficiencia cardíaca congestiva.[24] Los pacientes también pueden estar en riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular después de un periodo de exacerbación.[25] La mortalidad se relaciona con la edad, la presencia de insuficiencia respiratoria acidótica, el soporte ventilatorio y las comorbilidades.[1]

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