Consideraciones de urgencia

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La tos crónica como único síntoma habitualmente dura meses o años antes de su presentación y, generalmente, no representa una afección clínica urgente. Debería realizarse una evaluación más rápida y completa (en lugar de un tratamiento empírico) si se presentan otros síntomas (como disnea, hemoptisis, pérdida de peso, fiebre o dolor en el pecho) o si el paciente está inmunosuprimido.

Carcinoma de pulmón

La tos es el síntoma más común del cáncer de pulmón y suele ir acompañada de otros síntomas como la pérdida de peso, la hemoptisis, el dolor de pecho, la disnea o la ronquera.[22]​ Los pacientes también pueden presentar síntomas inespecíficos como astenia y anorexia. El cáncer de pulmón es más probable en los fumadores activos o exfumadores. El diagnóstico se confirma mediante radiografía y anatomía patológica y el tratamiento puede implicar cirugía, quimioterapia y radioterapia.[23]

Asma

La tos crónica, acompañada de disnea episódica, sibilancias y opresión en el pecho que empeoran por la noche, ante la exposición a alérgenos, al frío o al humo, puede indicar asma. El diagnóstico oportuno del asma es importante para reducir el riesgo de exacerbaciones y de remodelación de las vías respiratorias a largo plazo.[24]

El diagnóstico sigue una evaluación clínica estructurada, que puede demostrar los síntomas anteriores y anterior variabilidad de síntomas documentado, resultados clínicos de la broncoconstricción, y demostración de la obstrucción del flujo de aire y reversibilidad, que se confirman a ser posible por los resultados de los flujos máximos variables.[10][25][26]​​ Si el asma está mal controlado en el momento del diagnóstico, se puede utilizar un curso corto de corticoesteroides orales antes de comenzar con los corticoesteroides inhalados.[25] En una exacerbación aguda del asma, deben administrarse broncodilatadores y corticoesteroides para aliviar la obstrucción del flujo de aire. Si el paciente presenta signos de exacerbación grave (somnolencia, confusión o tórax silencioso), se debe organizar el traslado inmediato al servicio de urgencias o a cuidados intensivos.[10] Es esencial un seguimiento cuidadoso.[10] El tratamiento en estas situaciones incluye un agonista beta de acción corta, un corticosteroide temprano y oxígeno.[10] El ipratropio solo debe utilizarse en las exacerbaciones graves, y puede considerarse el sulfato de magnesio intravenoso si los pacientes no responden al tratamiento inicial.[10]

Neumonía

Puede seguir un pródromo de la tos crónica y, en ese caso, generalmente se manifiesta con un cambio en el carácter de la tos, el aspecto de la purulencia del esputo y fiebre. Con menos frecuencia, puede presentarse hemoptisis, dolor torácico o disnea. El diagnóstico se basa en hallazgos clínicos de la consolidación pulmonar junto con hallazgos radiológicos de un infiltrado. El tratamiento consiste en la administración de antibióticos.[27]

Tuberculosis

La tos crónica acompañada de sudores nocturnos y pérdida de peso puede indicar la existencia de tuberculosis (TB), especialmente en un paciente que vive o visita una zona con alta prevalencia de esta enfermedad.​ Los adultos representan aproximadamente el 90% de todos los casos; hay más casos entre los hombres que entre las mujeres (57% frente a 33% respectivamente).[28]​ Entre las personas que corren un mayor riesgo de contraer la infección de tuberculosis se encuentran las que tienen afecciones subyacentes que afectan a su estado inmunitario, como la infección por el VIH, los pacientes que reciben medicamentos inmunosupresores, los receptores de trasplantes, las personas con diabetes y los pacientes que reciben diálisis.[29]

Los factores de riesgo epidemiológico incluyen la condición de inmigrante o refugiado reciente, estar en prisión, y tener un "contacto" con la tuberculosis activa. Estos factores de riesgo se asocian con un riesgo particularmente alto de tuberculosis activa si la prueba de la tuberculosis latente (p. ej., la prueba cutánea de la tuberculina, el ensayo de la liberación de interferón gamma) es positiva.

La tuberculosis suele ir acompañada de cambios radiográficos infiltrantes, fibróticos o cavitantes y se confirma con la demostración de bacilos de Mycobacterium tuberculosis en el esputo.

La tuberculosis confirmada debe tratarse rápidamente con fármacos antituberculosos para curar al paciente y prevenir la transmisión a otros.

Infección por Bordetella pertussis

La tos paroxística, el sonido de silbido inspiratorio y los vómitos postusivos aumentan la posibilidad de infección por B pertussis. Se sospecha el diagnóstico de tos ferina en personas con las que tengan contacto en el hogar y este se confirma con pruebas microbiológicas o serológicas.

El tratamiento de primera línea es con un antibiótico macrólido o, en presencia de contraindicaciones o resistencia bacteriana, con trimetoprima/sulfametoxazol.

Fibrosis pulmonar intersticial

La tos acompañada de disnea progresiva puede indicar la presencia de fibrosis pulmonar intersticial. El diagnóstico también se sospecha con signos de crepitantes secos y acropaquia, y se confirma clínica o patológicamente. La radiografía muestra una plétora de cambios intersticiales y las pruebas de función respiratoria generalmente demuestran un patrón restrictivo. El tratamiento depende del patrón clínico y patológico específico de la enfermedad.

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