Trastornos de pánico

La frecuencia de los ataques de pánico puede variar considerablemente en el trastorno de pánico. Algunas personas sufren brotes breves de varios episodios de pánico dentro de un corto periodo de tiempo, ataques de pánico semanales o ataques periódicos durante el transcurso de varios meses.

Existe un riesgo mayor entre los parientes de primer grado; el estrés desencadena el inicio de los ataques; con frecuencia es comórbido con otros trastornos de ansiedad, del estado de ánimo y relacionados con el consumo de sustancias.

La evaluación se realiza a través del descarte de causas orgánicas, la referencia del propio paciente, la entrevista clínica y la observación conductual.

La autoayuda, la terapia cognitivo-conductual, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y los inhibidores de la recaptación de serotonina-noradrenalina son tratamientos de primera línea.

El manejo a largo plazo incluye la prevención de la recidiva después de suspender el tratamiento.

El trastorno de pánico se caracteriza por ataques de pánico recurrentes e inesperados en un periodo de un mes. Las personas con trastorno de pánico están constantemente preocupadas por tener otro ataque de pánico y/o por las consecuencias del mismo (p. ej., tener un ataque al corazón o perder el control). Las personas con trastorno de pánico también pueden cambiar su comportamiento en un intento de evitar tener más ataques (p. ej., evitar situaciones que puedan desencadenar sensaciones de pánico, implementar varios comportamientos de seguridad).[1]American Psychiatric Association. Diagnostic and statistical manual of mental disorders, 5th ed., text revision, (DSM-5-TR). Washington, DC: American Psychiatric Publishing; 2022. Los ataques de pánico implican el inicio repentino de síntomas intensos de ansiedad, tanto físicos como cognitivos, que se pueden desencadenar por señales específicas o pueden ocurrir de forma inesperada. Para un diagnóstico de trastorno de pánico, los ataques de pánico deben ser recurrentes; debe tenerse en cuenta que los ataques de pánico no recurrentes son relativamente frecuentes en la población general.[2]Olaya B, Moneta MV, Miret M, et al. Epidemiology of panic attacks, panic disorder and the moderating role of age: results from a population-based study. J Affect Disord. 2018 Dec 1;241:627-33. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30172214?tool=bestpractice.com [3]de Jonge P, Roest AM, Lim CC, et al. Cross-national epidemiology of panic disorder and panic attacks in the world mental health surveys. Depress Anxiety. 2016 Dec;33(12):1155-77. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5143159 http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27775828?tool=bestpractice.com En el trastorno de pánico, la frecuencia de los ataques de pánico puede variar ampliamente. Algunas personas sufren brotes breves de varios episodios de pánico dentro de un corto periodo de tiempo, ataques de pánico semanales o ataques periódicos durante el transcurso de varios meses. Independientemente de la frecuencia, la persona se encuentra persistentemente preocupada o con ansiedad en relación a la posibilidad de otro ataque.[4]Andrews G, Bell C, Boyce P, et al. Royal Australian and New Zealand College of Psychiatrists clinical practice guidelines for the treatment of panic disorder, social anxiety disorder and generalised anxiety disorder. Australian & New Zealand Journal of Psychiatry. 2018;52(12):1109-172. https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/0004867418799453