Embolia pulmonar

La embolia pulmonar (EP) es una afección potencialmente mortal generalmente causada por trombos que se desplazan y ocluyen la arteria pulmonar. Si no se trata de forma intensiva, puede derivar en insuficiencia cardíaca derecha y paro cardíaco. La embolia pulmonar surge con mayor frecuencia a través de la embolización de la trombosis venosa profunda (TVP) de las piernas o, con menos frecuencia, de otras localizaciones del cuerpo.

Los pacientes que desarrollan EP suelen tener factores de riesgo tromboembólico, como cáncer, traumatismos, cirugía mayor, hospitalización, inmovilización, embarazo o uso de anticonceptivos orales. La EP también puede ser no provocada (idiopática), produciéndose en ausencia de factores de riesgo extrínsecos identificables.

Los síntomas incluyen dolor torácico (especialmente con una respiración profunda), disnea y una sensación de ansiedad. La hemoptisis y el síncope son menos frecuentes; este último se asocia fuertemente con un aumento de la cantidad de coágulos. Algunos pacientes con EP notarán síntomas de TVP, mientras que otros no.

La evaluación de la probabilidad previa a la prueba (utilizando una puntuación validada como la puntuación de Wells o YEARS) es clave si se sospecha de EP, y debe utilizarse en combinación con un abordaje diagnóstico algorítmico para evitar estudios por imágenes innecesarios cuando la probabilidad de EP es baja.

La EP se confirma definitivamente mediante un estudio por imágenes, normalmente una angiografía pulmonar por tomografía computarizada (APTC) o estudios por imágenes nucleares como la TC planar de V/P o Q-SPECT.

La mayoría de los pacientes con EP son tratados con éxito con tratamiento anticoagulante. Los pacientes de bajo riesgo pueden ser tratados sin ingreso hospitalario.

Los pacientes hemodinámicamente inestables (los que se considera que presentan una EP con alto riesgo de mortalidad) requieren una reperfusión primaria urgente junto con anticoagulación y cuidados de soporte.

En general, se requiere tratamiento anticoagulante durante al menos 3 meses para los pacientes con EP. A partir de entonces, se indica el tratamiento anticoagulante continuado para la prevención secundaria en pacientes seleccionados para reducir el riesgo de eventos recurrentes.

La mayoría de los casos de EP se resuelven. Las posibles secuelas a largo plazo incluyen el "síndrome post-EP", la enfermedad tromboembólica crónica (EDC) y la hipertensión pulmonar tromboembólica crónica (en la que la EDC se asocia con hipertensión arterial pulmonar y alteraciones cardíacas derechas).

La EP es una consecuencia de la formación de trombos dentro de una vena profunda del cuerpo (con mayor frecuencia en las extremidades inferiores) que embolizan a los pulmones. La enfermedad tromboembólica venosa, o tromboembolia venosa (TEV) es el término preferido para describir tanto la trombosis venosa profunda (TVP) como la EP. En general, aproximadamente dos tercios de los casos de TEV son TVP aisladas y un tercio son EP (con o sin TVP diagnosticada concomitantemente). Dado que la enfermedad concomitante puede ser asintomática, estas cifras pueden subestimar la frecuencia de las manifestaciones superpuestas de la enfermedad.[1]Virani SS, Alonso A, Aparicio HJ, et al. Heart disease and stroke statistics-2021 update: a report from the American Heart Association. Circulation. 2021 Feb 23;143(8):e254-743. https://www.ahajournals.org/doi/full/10.1161/CIR.0000000000000950 http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/33501848?tool=bestpractice.com

Este tema trata sobre la EP en adultos.